A comienzos del año 1941, la democracia casi había desaparecido del continente salvo en Reino Unido, Finlandia y algunos países neutrales.
A pesar de la simpatía de la mayor parte de la población estadounidense, la opinión pública de EE.UU era aislacionista y reacia a embarcase en otra guerra.
La invasión de la URSS
En junio de 1941, Hitler decide invadir la Unión Soviética a pesar del pacto de no agresión.
Convencido de la inminencia de la rendición británica, Hitler pensó que la URSS caería al primer asalto. Esperaba hacerse así con las reservas de cereales y de petróleo.
Los soviéticos retrocedieron, mientras los alemanes avanzaron hasta las inminencias de Moscú y cercaban Leningrado; pero el Tercer Reich había extendido su frente más allá de sus capacidades logísticas.
La meteorología se alió con los rusos.
La intervención de Estados Unidos
En diciembre de 1941, el ataque japonés a Pearl Harbor, precipitó la entrada de EE.UU en la guerra. A su vez, Alemania, Italia y sus socios europeos le declararon la guerra también.
La guerra en África
La entrada de Italia en la guerra en primavera de 1940 abrió un frente africano. Los británicos no tuvieron dificultades en apoderarse de Abisinia.
Afrikakorps fue en auxilio de los italianos en Libia. Las tropas del Eje penetraron en Egipto y pusieron en peligro el canal de Suez, estuvieron a punto de alcanzar los pozos de petróleo de Oriente Próximo. La suerte de Egipto y quizá del Imperio, se libró en la batalla de Alamein, que acabó con la victoria británica.
El auge de la potencias del Eje
En 1941, las potencias de Eje se encontraban en su máximo apogeo. El Tercer Reich y sus aliados ocupaban una extensa parte del territorio. Parecía que el Eje estaba a un paso del triunfo y se decidió la "solución final" acabar con todos los judíos de Europa.
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